viernes, 27 de mayo de 2011

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Que diferencia las rupturas de ahora de las de antes? pues que va a ser: Internet.

Ahora tenemos todos una vida pública que mantener, y claro, cuando algo se termina, toca decidir qué hacer. Por un lado está el "evidentemente, he de continuar con mi vida y si no quiere, que no lo lea", pero a tu vez miras cada día lo de la otra persona, y no te machacas por dentro, pero agradecerías no saber nada.

Me sorprendí a mí mismo no deseando nada malo, ni siquiera en los momentos más bajos, aquellos en los que dirías cualquier burrada. De hecho, llegué a vivir aquel momento "le deseo que esté con quién quiere estar para que sea feliz" aunque no se lo dijera a nadie. Debe ser el cariño que queda, o lo que sea, pero eso mismo me hizo sentirme mucho mejor. Como si escuchara Firework o Raise Your Glass pero por 1000 y de una forma más real: al final resulta que puedo equivocarme, y a lo grande, pero que la maldad no es algo que esté en mí. Y oye, eso es bastante!

Siempre he tenido la poca sutileza de no usar muchas metáforas y por no decir ninguna indirecta. Y si me han caído palos es por eso, por decir las cosas tal cual. Podría poner cosas que sólo entenderá alguien, pero eso lo tenemos muy superado. Otras cosas no, pero las indirectas sí.

Me encanta que nadie sepa que esto existe y que quién lo descubra, pues lo hará, pero no será porque yo se lo diga. Y aunque, como digo siempre, hago una criba y hay cosas que no me atrevo a colgar (el título de la entrada de hoy no es errónea), la sensación de verdaderamente publicar lo que pienso me sirve como terapia, porque como diría Kid Cudi: I'm on a pursuit of happiness.

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